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LEYENDA: “LA NOCHE QUE DESAPARECIÓ LA LUNA”

Ilustración para Leyenda "La Noche que Desapareció la Luna"
Cuenta la leyenda que una noche se fue la Luna de puntillas para no regresar jamás. Acostumbrados a verla, los hombres nunca levantaban la cabeza para mirarla y, por eso, cansada de que la ignoraran, se marchó vestida de Luna Nueva. Harta de brillar en los cielos para que nadie la viera.
Al día siguiente, cuando los hombres la echaron en falta solo descubrieron enormes telarañas de ausencia entre las estrellas. Sin la Luna se hicieron invisibles los duendes y las ninfas se escondieron en lo más profundo de fuentes y lagunas, los lobos dejaron de aullar a la noche y se quedaron solo en lobos. Todas las criaturas mágicas se retiraron a sus escondites y los hombres perdieron toda relación con lo mágico, convirtiéndose, desde entonces, en hombres sin sueños. Sin la Luna, los sueños dejaron de acompañarnos y los niños se durmieron para no soñar. Así, apenados por tener que vivir sin la compañía de los sueños, caminaban en eterna soledad.
Se convocaron cónclaves, concilios y conferencias. Enviaron a los más intrépidos a buscarla entre lejanos mares y montañas, los más fuertes levantaron hasta la última piedra por si se hubiera escondido debajo, los más sabios buscaron en los libros y los viejos buscaron en todos y cada uno de sus recuerdos. Pero la Luna no estaba por la labor de que la encontraran. Preguntaron a los ricos, a los pobres, a los reyes…, incluso preguntaron a los dioses, pero nadie pudo dar señas del paradero de la Luna.
Pasaron los días, las semanas, luego los meses y los años. Los niños seguían en su eterno duermevela y, ¡ay! nunca volvieron las sirenas a playas y riberas a peinar su larga cabellera desde la ausencia de luz lunar. No había sonrisas ni algarabías en los patios y los niños, cuando no estaban echados en sus camas, sin la compañía de sus sueños, seguían caminando en soledad.
Por consejo de sabios y prebostes, los hombres, incapaces de ver por más tiempo el hueco dejado en el cielo por la Luna, colgaron en su lugar una Luna de cartón. Desde entonces nunca volvieron a ser visibles ninfas y sirenas, duendes y lobos echaizos, damas blancas y animales mitológicos… Solo hay una noche en que algunos de los antiguos seres mágicos se dejan ver por los humanos, la Noche de San Juan. 
Marcel Félix

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