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BRUJAS Y HECHICERAS

 Extracto del libro 'BRUJAS, DUENDES Y OTROS MITOS DE CASTILLA LA MANCHA'


El concepto que tenemos actualmente de las brujas es distinto al que tuvieron nuestros antepasados en la Edad Media. Las brujas de hoy aparecen en los canales de televisión, bien entrada la madrugada, leyendo el futuro a trasnochadores preocupados en las cartas del tarot, redactan horóscopos en periódicos y revistas del corazón o acuden a tertulias y realitys donde presumen de tener poderes sobrenaturales. Pero aún pervive otro tipo de bruja, aquella cuya imagen tiene en la cabeza el niño cuyos padres instan a dormirse pronto, una bruja oscura, tenebrosa, fea y arrugada, sin pintalabios ni focos, y que, aun siendo fruto de la literatura y el cine, posiblemente sea más cercana a las brujas medievales que a las mediáticas del siglo XXI.

La Europa de hace mil años, dominada por el cristianismo, observaba con pánico la llegada del año 1000. Posiblemente, porque se trataba de una fecha simbólica, los europeos de entonces estaban convencidos de que algo extraordinario ocurriría. En torno a este movimiento supersticioso se desarrolló toda una teoría, que volvió a repetirse el año 2000: el milenarismo. Fruto de este se implantó un maniqueísmo que separaba a buenos y malos sin término medio, y serían los buenos quienes se salvarían en el Apocalipsis, tras el cual habría un cambio radical del mundo en el que la maldad desaparecería de La Tierra y retornaríamos a la humanidad sin pecado, al paraíso perdido. No era de extrañar, pues, que en esta época se viviese una constante persecución contra los malos, con el doble objetivo de señalar a las víctimas del Apocalipsis y presentarse uno mismo como garante de la bondad.
Pero, ¿quiénes eran las brujas? Las brujas eran mujeres emancipadas, solteras generalmente, que vivían de la elaboración de remedios caseros. Hoy podrían compararse, salvando las distancias, con farmacéuticas, curanderas o químicas. Eran mujeres de ciencia, que ponían en práctica conocimientos heredados sobre plantas medicinales o ungüentos caseros. Ciertamente, eran mujeres valoradas en sus comunidades locales a las que se acudía cuando la medicina oficial era incapaz de encontrar soluciones y que utilizaban las escobas únicamente para limpiar. También fueron condenadas y ejecutadas muchas mujeres que no tenían ninguna relación con la ciencia o la medicina pero eran libres en sus relaciones amorosas o sexuales. Hemos de tener en cuenta que estamos en una época en la que el adulterio era delito y probablemente muchas mujeres fueron acusadas de brujería por hombres casados que temían su confesión. Aquellas mujeres conocían los secretos y problemas de sus vecinos y la información, también en el año 1000, era poder.
Las brujas vivían al margen de las convenciones de la época. Eran mujeres independientes, algo por lo general inaceptable en una sociedad en la que cada mujer debía tener un marido y depender de este. No es de extrañar pues, que en base a una concepción que no admitía la soltería femenina, se las esposase a Satanás, -al fin y al cabo, algún marido debían tener…-, así, la principal acusación contra ellas era por lo tanto la demonolatría. Por otra parte, y en la misma línea transgresora, las brujas llevaban a cabo acciones poco ortodoxas: sus remedios y soluciones se saltaban los límites permitidos a la ciencia por aquel entonces. Todo el mundo sospechaba que estas mujeres hacían cosas raras en sus casas, pero todos acudían a ellas cuando la necesidad los apremiaba, aunque fuese a escondidas. En este contexto, las brujas vivían un continuo amor-odio con sus vecinos. Mientras la comunidad viviese tranquila las brujas también lo estarían, pero cuando alguna desgracia se cernía sobre la localidad, ya fuese una epidemia, una plaga o cualquier otro contratiempo, los dedos de los vecinos apuntaban siempre a la casa de la bruja. Y así, aquel hombre que había acudido a la bruja para conseguir un remedio contra la impotencia, la mujer que buscaba un afrodisiaco o la madre preocupada por los problemas respiratorios de su hijo eran los primeros en levantar el dedo acusador.
Etimológicamente, las palabras que designan el concepto Bruja, posiblemente provienen del término ibero Bruixa o del gallego Bruxa.
Orígenes de la brujería. Es difícil llegar a concretar una visión más o menos exacta de la brujería en la antigüedad, aunque existen referencias de su existencia en la biblia. Sin duda, en aquellos tiempos la brujería era reprobada y temida por amplios sectores de población, e incluso prohibida. Plinio el Viejo, hacia el año -450, alude a la existencia de la brujería en Roma, que, por la Ley de las XII Tablas y la Lex Cornelia, prohibió su práctica condenando a muerte a aquellos que se daban a los procedimientos de la brujería en los términos siguientes: Los adivinadores, los hechiceros y los que hacen uso de la brujería con malos fines, los que evocan a los demonios, los que intentan confundir con insistencia y violencia, los que, para perjudicar, emplean imágenes de cera, serán castigados con la muerte.” No obstante, numerosas referencias, especialmente literarias, testimonian la práctica continua de la brujería durante la antigüedad.
La diosa Hécate era quien entonces dirigía la magia y los encantamientos y ciertas regiones y lugares eran considerados puntos de pasaje al mundo infernal, asociados a parajes como pantanos, lagos, cementerios o bosques. La Tesalia, pradera fértil con múltiples cursos de agua, sería la región de origen de las brujas en Grecia y Lucio Apuleyo la califica de tierra natal del arte mágico. Muchos de los personajes citados en la literatura clásica tienen ese origen. Estas son algunas referencias:
Erictho, bruja tesaliana, es un personaje importante del ‘Libro VI de la Farsalia’ de Marco Anneo Lucano. En esa epopeya, que cuenta la Batalla de Farsalia, Sexto Pompeyo se encuentra con ella y le pregunta cuál sería el resultado de la guerra. Erictho hace hablar a un muerto para revelar la suerte de la batalla. La bruja vive en medio de tumbas y desde esa posición puede escuchar lo que pasa en los infiernos. En la descripción que de ella se hace es delgada y fea y sus cabellos revueltos tienen el aspecto de serpientes. Solo sale durante la noche o con tiempo de tormentas. Pamphile es un personaje de ‘El Asno de Oro’ de Lucio Apuleyo y también habitaba en Tesalia. La obra evoca los espíritus de los muertos y Pamphile se apodera de todos los jóvenes que ve transformándolos en piedras o en animales si se resisten. La Cólquida, actual Georgia, es la tierra de origen de Medea, quien conoce los encantamientos, los afrodisíacos y los ritos de Hécate, e incluso es capaz de amaestrar a un dragón. En El Esquilin, una de las siete colinas de Roma, en la que antes del Imperio se encontraba el cementerio de los pobres, Quinto Horacio Flaco evocó a la bruja Canidia expresando que, con otras brujas tan pálidas como ella, excavaron fosos y por allí hicieron correr sangre de muertos y hablaron con ellos.
Podemos afirmar por tanto que el origen de las brujas se remonta a los tiempos más antiguos de la humanidad.

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