Pareja de golondrinas en el Valle Mágico Quien se haya criado en un pueblo agrícola es consciente de la importancia que tiene la caprichosa climatología a la hora de diferenciar un año bueno y provechoso de otro malo o calamitoso, e igualmente sabe que cuando la tierra ha dado frutos en demasía, éstos deben ser, en parte, almacenados para cuando la naturaleza se muestre menos generosa. Con ello se entra en un círculo que persigue asegurar el abastecimiento y evitar las consecuencias nefastas de un año de carestía. Y todo ello, como si de una ley natural se tratara, es observado de padres a hijos, respetado y aplicado cual obligación sagrada. A tenor de este inciso, me viene a la memoria un cuento que escuchara siendo niño, y que explicado para que un público infantil lo entendiese, pretendía ir educando a la audiencia en una forma de vida que respetara, el día de mañana, esta ley sagrada. Contaban los más viejos que un año de abundantes lluvias en el valle, hizo que aparecieran...