El Gorro Colorao podría encuadrarse dentro de esta
familia. Perteneciente al linaje de los duendes, aparece en algunos de
los cuentos populares manchegos como fiero guardián de tesoros, en otros como
malévolo duendecillo.
Carlos Villar Esparza recoge un
testimonio sobre la existencia de un Gorro
o Gorrillo Colorao en Almedina y que alcanzó gran notoriedad por lo divertido
del caso. Según el informante almedinense, “el
hombrecillo, completamente vestido de rojo, se convirtió en la sobra de un mal
pagador y le seguía a todas partes. Cuenta que la cosa era tan divertida que
todos podían ver al pequeño duende menos el moroso que lo sufría. Por ello, su
sola presencia ponía sobre aviso a los futuros tratantes o vendedores”.
Se le representaba como a un hombre de
edad indeterminada y de corta estatura.
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